La tendencia de la vivienda vertical se ha convertido en la estrategia más fuerte para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos del mundo en general.

Hace unos años, el 95% del desarrollo habitacional era del tipo horizontal, es decir, casas habitación, y sólo el 5% restante era vertical, lo que conocemos como edificios de departamentos.

La construcción de vivienda vertical se ha convertido en una de las principales prioridades del Gobierno Federal, incluso ha desarrollado programas que favorecen la adquisición de este tipo de propiedades, pues permiten una mejor sustentabilidad en la ciudad, en materia ecológica, económica y social. Sus ventajas: optimizan espacios para crear áreas verdes y recreativas que fomenten la sana convivencia, e impulsan además a la industria de la construcción para generar más empleos.

La vivienda vertical comenzó a desarrollarse en los setenta, pero fueron solamente desarrollos  aislados. Luego se dio paso a nuevos desarrollos de vivienda horizontal, lo cual generó desorden

Para que todas las demandas puedan ser resueltas, los proyectos de vivienda vertical deberán estar desarrollados en base a una planeación de una ciudad compacta y densa, que abra paso a un desarrollo urbano más ordenado.

Lo ideal es construir centros habitacionales que tengan la infraestructura necesaria para el fácil acceso a los servicios básicos, ayudar a las personas  a que vivan cerca de escuelas, centros comerciales, instituciones bancarias, así como de los centros de trabajo.

Comparación con la vivienda horizontal

La desventaja con la vivienda horizontal es que obligan la expansión de las ciudades hacia las afueras, y generan un problema de aumento en tiempo y costo de traslado hacia esas zonas  aisladas de las ciudades.

De acuerdo a la Secretaría de Desarrollo Social, en México la población se ha duplicado,  pero las manchas urbanas han crecido siete veces, por lo que cubrir la demanda de vivienda en  nuestro país será un gran reto para las próximas generaciones, pues, dadas las tasas de crecimiento demográfico, para el año 2050 habrá 160 millones de mexicanos.

Por ello, la apuesta es la vivienda vertical, que busca manera compensar el desgaste al que se han sometido los recursos y las personas. Según la Comisión Nacional de Fomento a la Vivienda (Conafovi),  la vivienda vertical representa una disminución de hasta un 70% en el costo de gastos públicos, tales como alumbrado, seguridad o recolección de basura, variando de ciudad en ciudad.

Y por otro lado, la plusvalía que una casa habitación se incrementa en promedio 37%, mientras que la de un departamento es de un 57%, por lo cual representa un mejor negocio el adquirir éste último.

Las nuevas viviendas deberán considerar como elemento central la densificación, para lo cual se han ajustado leyes, normas, reglamentos como la Ley de Desarrollo Urbano, también expedido acuerdos del ejecutivo como la figura de Condominio Familiar y la de Condominio Popular.

Entonces resulta más conveniente pensar en adquirir un departamento que una casa, aunque depende del gusto de las personas y su facilidad de traslado.

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Si ya te decidiste a comprar tu nueva casa o departamento y estas viendo opciones de ubicaciones, entonces tienes que calcular cuanto dinero tienes disponible para este fin.

El primer paso es hacer cuentas antes de acudir a algún banco o medio de financiamiento para adquirir tu nuevo hogar. Esto es importante porque de esto depende el monto del crédito que te pueden otorgar. Entonces tienes que hacer estos cálculos:

• Dinero para pago inicial o enganche. Con cuánto dinero cuentas para este fin porque te van a preguntar si vas a obtener un crédito hipotecario con un banco y también para cubrir los gastos extras que se puedan presentar.

Calcular tu capacidad de pago mensual, es decir conocer  qué porcentaje de tus ingresos tienes disponible después de cubrir tus gastos básicos.

Estos 2 datos te darán una guía para saber del costo de la casa a la cual puedes aspirar.

¿Cuánto capital inicial necesitas?

Para saber con qué capital inicial debes contar considera dos cosas: el enganche y los gastos extras.

• Enganche. Es el porcentaje del valor total de la casa que no es financiado por el banco y que deberás cubrir con recursos propios, ya sea con ahorros o un préstamo familiar. En México los bancos sólo financian entre el 80% y 95% del valor de la propiedad.

Considera que tener el enganche es requisito indispensable para que el banco acepte otorgarte un crédito.

A diferencia del enganche, los siguientes tres tramites son costos extras que realizas cuando adquieres el inmueble.

-Comisión por apertura de crédito. Dependiendo cada institución puede ir desde el 1.75% hasta el 2.7% del monto de crédito solicitado.

-Investigación de historial crediticio. La cuota varía entre $500 y $800 pesos.

-Gasto notarial. Incluye los honorarios del notario y la gestión de cada uno de los trámites necesarios que comprueben que el inmueble que vas a comprar se encuentre libre de gravámenes (que no está hipotecado o embargado por terceros; que no existan adeudos de ningún tipo). Este gasto también incluye el pago de los derechos por escrituración.

Cuánto puedo gastar mensualmente

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Ya sabes el dinero inicial que se requiere para conseguir un crédito, ahora necesitas saber con cuánto dinero mensual dispones para el pago de una hipoteca. Para esto, hay que calcular cuánto dinero disponible tienes al final del mes, que puedes destinar al pago mensual de tu crédito.

Los primero es poner en papel cuánto ganas. Suma tus ingresos netos mensuales (lo que recibes después de pagar impuestos).Considera en este renglón tu pago de nómina e ingresos complementarios como negocios e inversiones.

El monto de tus ingresos netos comprobables son uno de los requisitos que te solicitará el banco para determinar cuánto crédito puede otorgarte. Ahora calcula cuánto gastas. Haz una lista  de todo lo que te generé un gasto mensual como, comida, educación, gastos de transporte, entretenimiento y ahorro.

Ya sabes cuánto ganas y cuánto gastas, pero ¿cuánto debes destinar a tu crédito hipotecario? El porcentaje ideal es el 20% sobre el ingreso neto mensual y el tolerable es 30%.

Este tema de ingresos es importante, pero el de gastos lo es aun más. La regla de oro dice: no comprometas más de lo que tus ingresos te permiten gastar

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